Manos a la obra

18 de julio de 2017

1 Reyes 4-5

“Ahora Jehová, mi Dios, me ha dado paz por todas partes, pues no hay adversarios ni males que temer.  Yo, por tanto, he determinado ahora edificar una casa al nombre de Jehová, mi Dios, según lo que Jehová dijo a mi padre David: ‘Tu hijo, a quien yo pondré en el trono en lugar tuyo, él edificará una casa a mi nombre’ ” (1 R 5.4-5/ RV 95).

El rey Salomón organiza su reino administrativamente (1R 4.1-19) y económicamente al obligar a cada región de Israel a mantener mensualmente su casa (4.20-28).  Se cumple la advertencia que le hiciera Dios a través del profeta Samuel, cuando el pueblo pidió rey (rechazando a Dios) para ser como las demás naciones.  Israel  cambió la teocracia por la monarquía y sufriría las consecuencia de la opresión de los reyes (1 S 8).  A pesar de ello, Dios en su misericordia, no se olvida del pueblo y la casa de David.  

Israel no tenía un lugar fijo para adorar a Jehová y Salomón se prepara para construirlo.  Adquiere los materiales haciendo pacto con Hiram (rey de Tiro y amigo de David).  A cambio de ello, Salomón sustentaría a la familia de Hiram y sus trabajadores.  Más de 180,000 hombres de Israel y de Tiro trabajarían en la construcción. El costo económico sería alto e implicaría trabajo forzado para el pueblo por siete años;  esto y los impuestos seria en detrimento posteriormente para el rey y su herederos.  Aún así el trabajo comenzó.

Hoy como iglesia es importante tener un templo para congregarnos.  En la necesidad de construir un templo la comunidad debe estar de acuerdo en su construcción y ser sabios: buscar la dirección de Dios,  planificar de acuerdo a los recursos con los que se cuenta de tal manera que no sea oneroso para la comunidad y que se pueda terminar la obra adecuadamente.  Una vez construido, recordemos que  no adoramos al templo sino a Dios, pero en el mismo debemos tener reverencia porque es la casa del Señor.  Procuremos cuidarlo, mantenerlo limpio y sencillo.  El cuidado que le demos dice mucho de la importancia que Dios tienen en nuestras vidas.  Valoremos la casa del Señor.  

Oración

Dios, gracias por la oportunidad de llegar al templo para adorarte, aprender de tu palabra y compartir con los hermanos.  Que siempre haya en nosotros el deseo de congregarnos y buscar de Ti.  Que aportemos para que tu casa este arreglada pues es  signo de nuestro loor a Ti.  En el nombre de Jesús, Amén.