Estoy contigo

4 de julio de 2016 

San Juan 7.53-8.30

“… porque el que me envió, conmigo está, no me ha dejado solo el Padre, porque hago siempre lo que le agrada.” (Jn 8.29)

Jesús tuvo sus momentos de soledad, particularmente en las instancias de Su arresto en Getsemaní, cuando sus discípulos más íntimos no pudieron velar con Él ni una hora y cuando huyeron despavoridos del lugar. Estuvo solo durante las vistas ante el Sanedrín, ante Pilato, ante Herodes y ante un populacho revuelto, que respiraba sangre y muerte. Con razón, clamó desde su soledad: “Dios mío, Dios mío, por qué me has dejado…” (Mt 15.34)

Jesús, anticipándose a su martirio en la cruz, habló con Sus discípulos, asegurándoles que el Padre nunca le había dejado solo; que siempre, siempre, aun en las instancias de mayor soledad y desamparo, el Padre estuvo y estaría con Él. Por una sola razón, porque Él siempre se sujetó a la voluntad del Padre. Quien hace su voluntad paga el precio y lo paga con gozo, porque es mejor sufrir agradando a Dios que reír agradando a los hombres.

El Padre Dios siempre estará con nosotros, validándonos, afirmándonos, dándonos fuerzas para superar la fatiga y el cansancio vital, asegurándonos que si el grano de trigo muere, mucho fruto lleva.

Oración

Señor, a veces, en nuestra humana fragilidad, nos sentimos solos. Pero, profundamente sabemos que no estamos solos, porque Tu Espíritu nos susurra diciéndonos, “Estoy contigo, no te dejaré, ni te desampararé si haces Mi voluntad.” Sí, Señor, me agrada y sé que te agrada que haga Tu voluntad, como Tu Hijo la hizo en la cruz. En Su nombre oramos. Amén.

Autor: Luis F. del Pilar