¡Cálmense!

19 de marzo de 2016

Mateo 14.13-36

¡Cálmense!

Pero Jesús les dijo enseguida: «Cálmense, soy yo, no tengan miedo».  (Mateo 15.27 – NVI)

 

Hace algunos días visité a una dama cristiana, quien se encuentra padeciendo de Alzheimer.  Me apenó, porque durante la visita se mantuvo con los ojos cerrados.  Cuando comenzamos a leer la Palabra, ocurrió algo hermoso.  Ella sonrió, abrió los ojos y se puso en pie.  Leíamos el conocido pasaje de Jesús caminando sobre las aguas.

Esta mujer retenía en su memoria la maravillosa intervención de Cristo en aquella noche tormentosa, cuando los discípulos se esforzaban por mantener la barca a flote y la lucha se hacía ardua por la fuerza de los vientos.  Aquella era una noche de desesperación.  La experiencia que, estaban viviendo demandaba de ellos una fuerza física y emocional que ya no tenían.  La escena, entonces, se complica con la presencia de lo que ellos describen como un fantasma.  Sin embargo, no distinguieron bien.  Eso suele suceder cuando la turbación nos embota los sentidos.  Hay momentos cuando la vida se nos convierte en una lucha desesperada con nosotros mismos, con nuestras tentaciones, nuestras penas, nuestras decisiones.  También, con aquellos a quienes amamos.  Y, en ocasiones, con nuestros trabajos.

El Maestro se acercó diciéndoles: «Cálmense, soy yo, no tengan miedo» y les socorrió.  Siempre actúa así.  Es por eso, que este relato es algo más que una historia del pasado sucedida en Palestina.  Es símbolo y señal inequívoca de Su modo de proceder.  No nos deja solos en nuestras luchas.  Mayor aun, cuando sentimos que ya no podemos más.

¿Sería esto lo que experimentó la hermana de la cual les hablé?  Creo que sí.  Jesús la despertó de su letargo y ella le sonrió.

 

Oración:

Señor, a veces, siento que las luchas de la vida ahogan mis deseos de vivir.  La ansiedad convierte mi vida en una miseria.  Por lo tanto, acudo a Ti.  De la manera como viniste hacia los discípulos en esa noche oscura y difícil, allégate a mí ahora.  Calma mi agitado corazón llenándolo de Tu paz.  De igual forma, pido por aquellos que Te desconocen y aun no te han visto caminar sobre las aguas tormentosas de la vida.  En Jesús hemos orado. Amén.

Autora: Rvda. Patria Rivdea