El que a buen árbol se arrima… ¡más vale que no lo corte!

Semana 26 

Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer… En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos. (Juan 15.5, 8)

Reflexión 

Si lo sé, el refrán original dice que “al que a buen árbol se arrima, buena sombra lo cobija”. Y tiene varias implicaciones para nuestros tiempos. Pero he querido modificar un poco la segunda parte y, de paso, quizás en algo el sentido de la primera parte del refrán. El buen árbol puede ser varias cosas, pero en esta ocasión te invito a pensar que el buen árbol puede ser una persona de lo que llamamos la tercera edad. Uno de nuestros ancianos o ancianas.  Una de estas personas que tenemos al lado nuestro que a veces ni siquiera estamos dispuestos a atender o cuidar, pero que tienen tanto que enseñarnos, tanto que compartir, tanto fruto que dar. Estos “árboles” nuestros son importantes, son parte vital de nuestro entorno, de nuestra comunidad. Debemos buscar la sombra de sabiduría que nos pueden dar estos “árboles”. Debemos permitir que Dios se glorifique en ellos y ellas y que Dios los utilice con poder, como quiere hacerlo. Que no se nos olvide que nosotros y nosotras todos y todas somos ramas injertadas en ese mismo tronco que es Jesús. Jesús es la vid, nosotros los pámpanos, es decir las ramas que salen de esa vid común para poder llevar fruto. Pero si nos cortan, si nos separan o nos separamos a nosotros mismos de esa vid, no podremos llevar fruto. Cuidado que no estemos separando a algunas ramas de la vid, sin darnos cuenta, cuidado que no estemos impidiendo que se produzca todo el fruto que la Vid quiere producir. Vivamos todos y todas para la gloria de Dios y brindemos el espacio y la motivación necesaria para que todos y todas seamos sus discípulos y demos mucho fruto.

 

CANTICO: Temprano yo te Buscaré

Temprano yo Te buscaré,

de madrugada yo me acercaré a Ti;

Mi alma Te anhela y tiene sed,

para ver Tu gloria y Tu poder.

Mi socorro has sido Tú,

y en la sombra de Tus alas yo me gozaré;

Mi alma está apegada a Ti,

porque Tu diestra me ha sostenido,

oh Tu diestra me ha sostenido.

 

Oración

Amado Dios, déjame cobijarme a la sombra de esos buenos árboles que Tú has plantado en Tu reino, déjame cuidar de esos árboles, y déjame aprender con ellos, para que yo también pueda dar todo el fruto que Tú quieres que yo dé, en Cristo Jesús, nuestro Señor y Salvador. Amén.

Oportunidad de la semana  

¿Qué arboles tienes cerca de ti? Visita a alguno de los ancianos o ancianas de tu comunidad. Hazle preguntas, escucha sus historias, toma nota y verás que hay mucho que aprender de sus experiencias, de sus testimonios, de su sabiduría acumulada con los años.