El perdón

Semana 39/ 25 de mayo de 2017

Mateo 6:14 (PDT)

«Porqué si ustedes perdonan a los demás el mal que les hagan, su Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes».

 

Hace un tiempo salió la noticia de una pastora en Londres que decidió abandonar el púlpito, porque confiesa no poder perdonar a los terroristas suicidas que mataron a su hija: “No hay día en que deje de pronunciar el nombre del asesino de mi hija” (Primera Hora 3/8/06).  Sin duda, para la pastora el concepto del perdón, según la fe cristiana, estaba limitado por el nivel de pensamiento y sentimiento.  Son muchas las razones que pudiéramos adjudicar a los porqués.  Indistintamente de las razones, el cristiano está desafiado a perdonar, no importa el grado de la ofensa.  Se reconoce que es un proceso, pero dentro de ese proceso debemos cultivar el movernos en la voluntad del Señor, porque “de la manera que Cristo nos perdonó así también debemos perdonar”.  Hoy en día, el perdonar se ha convertido en el “dracma perdido” de muchas personas y les ha desvinculado de los valores del reino de Dios.  El perdón es el corazón de la fe cristiana, porque surge de las entrañas del amor y la misericordia de Dios.  El perdonar no significa dejar de sentir.  Es un acto de voluntad, porque consiste en una decisión.  El perdón es una actitud del corazón.  El rencor, el odio, la venganza, son venenos que neutralizan el perdón.  Jesús, en la cruz del Calvario, nos dio el antídoto para vencer este mortal veneno; “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen”.  Jesucristo nos dio el ejemplo y nos pide: “ve, y haz tú lo mismo”.  ¿A quién debes perdonar?

 

Cántico

Renuévame

Renuévame, Señor Jesús; ya no quiero ser igual.

Renuévame, Señor Jesús; pon en mí Tu corazón.

Porque todo lo que hay dentro de mí,

necesita ser cambiado, Señor;

porque todo lo que hay dentro de mi corazón,

necesita más de Ti.

 

Oración

Señor Jesús, reconozco que me es difícil perdonar a quien me ha ofendido.  Perdóname.  Ayúdame a comprender a plenitud Tu amor y que pueda perdonar como Tú me has perdonado.  Que tu vara y tu cayado me infundan aliento para moverme según Tu perfecta voluntad.  Amén.

 

Oportunidad de la semana

Toda mañana y noche ora por la persona que te ha ofendido o hecho algún mal, pidiendo a Dios que tenga misericordia, le perdone y le bendiga.  Planifica un día para el encuentro con el ofensor.  Aparta un tiempo para ayunar y clama al Señor que te dé fuerza y valor para el desafío de perdonar y moverte al diálogo reconciliador.