Altar familiar – 26 de mayo

Rvdo. Juan R. Mejías Ortiz

Pastor ICDC Río Arriba Saliente

Región 7

Toda la tierra está llena de la gloria de Dios

Invitación a la adoración: Salmo 63.1-5 (DHH)

Líder: ¡Dios mío, tú eres mi Dios! Con ansias te busco, pues tengo sed de ti;
mi ser entero te desea, cual tierra árida, sedienta, sin agua. 

Familia: ¡Quiero verte en tu santuario, y contemplar tu poder y tu gloria, pues tu amor vale más que la vida!

Líder: Con mis labios te alabaré; toda mi vida te bendeciré, y a ti levantaré mis manos en oración. Quedaré muy satisfecho, como el que disfruta de un banquete delicioso, y mis labios te alabarán con alegría. 

Toda la Familia: Por las noches, ya acostado, te recuerdo y pienso en ti; pues tú eres quien me ayuda. ¡Soy feliz bajo tus alas! Mi vida entera está unida a ti; tu mano derecha no me suelta.

Oración de gracias a Dios por su eterna presencia en el hogar

Cánticos de alabanzas: «Hay un motivo de grande gozo»/ «Hay un pueblo que vive bien feliz»

Hay un motivo que es de grande gozo, Cristo Jesús habita en mi ser;

Porque en mi vida Cristo es mi todo, Siempre feliz con Él seré.

Si estoy alegre, me aumenta el gozo. Si pruebas tengo, fuerzas me da.

Si estoy enfermo, Cristo me sana. Llena mi alma de seguridad.

// Hay un pueblo que vive bien feliz y ese pueblo es el Pueblo de Dios. //

// Y ese pueblo vive así porque un día conoció a Jesús, el Salvador. //

Momentos de intercesión

Lectura del Salmo 5.1-3, 7, 11-12 (NTV)

«Oh Señor, óyeme cuando oro; presta atención a mi gemido. Escucha mi grito de auxilio, mi Rey y mi Dios, porque solo a ti dirijo mi oración. Señor, escucha mi voz por la mañana; cada mañana llevo a ti mis peticiones y quedo a la espera. Gracias a tu amor inagotable, puedo entrar en tu casa; adoraré en tu templo con la más profunda reverencia. Pero que se alegren todos los que en ti se refugian; que canten alegres alabanzas por siempre. Cúbrelos con tu protección, para que todos los que aman tu nombre estén llenos de alegría. Pues tú bendices a los justos, Oh Señor; los rodeas con tu escudo de amor».

Motivos de oración:

  • Por quienes han sido diagnosticados con el Covid-19, para que el Señor les conceda la salud.
  • Por las familias que lloran a sus muertos en estos tiempos de restricciones.
  • Por quienes han quedado desempleados y desempleadas a causa de la crisis de salud.
  • Por todos los profesionales de la salud y de seguridad que sirven día a día para garantizarnos el acceso a los servicios esenciales.

Lectura bíblica: Isaías 6 «Teofanía y llamamiento de Isaías»

Meditación:

Este capítulo contiene uno de los relatos de teofanía más hermosos de la Biblia. Isaías ve al Señor sentado en su excelso trono de gloria en un tiempo de crisis nacional. En el relato está implícito el contraste entre la desesperanza que enfrenta Jerusalén causada por la muerte del rey y la gloria existente en la corte celeste de Dios. Es interesante notar que de los 13 versículos que describen esta experiencia trascendental, el escritor emplea solamente una frase para acentuar la crisis que vivió el reino de Judá. El resto del capítulo se centra en la gloria de Dios y en el llamamiento del profeta a proclamar el mensaje del Señor. 

«En el año que murió el rey Uzías», ubica la teofanía en un contexto de crisis nacional. Una simple expresión que esconde una gran crisis política y económica que entrampa a Judá en un duelo nacional. En 2 Crónicas 26 (c.f. 2 Re 15.1-7) se presenta una breve descripción de los hechos relacionados al reinado de Uzías. El rey asumió el liderato de Judá a los dieciséis años tras la muerte de su padre. Por 52 años gobernó en Jerusalén. Las crónicas comentan que Dios prosperó su reinado. Un listado de sus logros políticos debió incluir continuos triunfos militares, extensión del territorio nacional a través de la edificación de ciudades, legislación a favor de la agricultura y una robusta economía que propició una aparente estabilidad socioeconómica. En general fue un reinado de mucha prosperidad. Lamentablemente al final de sus días cayó preso de su arrogancia perdiendo el favor de Dios. Cercano al año 742-740 a.C. muere de lepra. La muerte del rey causó un sismo social. La gloria alcanzada bajo Uzías estaba en alto riesgo. Su muerte quebrantó el bienestar social y la seguridad económica. Aunque tomamos unas líneas para describir a grandes rasgos el duelo colectivo el acento no está en la crisis política sino en la gloria de Dios.

En estos días de pandemia muchas personas se han visto acorraladas por el temor, la incertidumbre y la desinformación. Las noticias han provocado mucho desaliento, acrecentando el problema de salud mental. Muchos de nuestros adultos mayores han sido víctimas de la soledad a casusa de las restricciones relacionadas a la cuarentena. En contraste con la desesperanza, la teofanía experimentada por Isaías nos invita a mirar más allá del vendaval. Las imágenes de la visión nos animan a reconocer que el verdadero bienestar del ser humano está en Dios. El pasaje bíblico no es propicio para formular una teología que encause una espiritualidad escapista que niega la realidad social que vivimos. Todo lo contrario, es un llamado a reencontrarnos con la gloria de Dios aún en tiempos vicisitud nacional. 

El profeta se encuentra ante el trono celeste de Dios. Ciertamente el relato está compuesto de valiosísimas imágenes teológicas que en otro espacio se pueden discutir. Miremos solo una de ellas. Serafines volaban alrededor del trono dando voces de alabanzas diciendo a viva voz «Santo, Santo, Santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria». La santidad es el atributo principal del Dios de Israel. Lo maravilloso es que esa santidad se hace presente en la historia de los pueblos provocando sanidad y transformación. Esa santidad mira al ser humano con compasión y amor. 

Quizás las noticias diarias te lleven a pensar que hoy el planeta está bajo un manto de oscuridad e incertidumbre. De seguro, no faltará quien aproveche el espacio de la pandemia para vaticinar un cataclismo mayor. Lo cierto es que estos pronunciamientos quedan silenciados por las voces de los serafines que proclaman que «toda la tierra está llena de la gloria de Dios». En tiempos del Covid-19, usted debe afirmar que su casa está llena de la gloria de Dios. Aun con los edificios que albergan los templos cerrados, proclamamos que la iglesia está llena de la gloria de Dios. Denunciamos la insensibilidad que experimenta el pueblo de manos de aquellos que aprovechan la crisis para enriquecerse, en especial denunciamos el atropello que sufren los miembros de los sectores más vulnerables. Aún así, afirmamos con todas las fuerzas que nuestro pueblo está lleno de la gloria de Dios. 

No cabe duda de que la pandemia a encausado nuevas formas de discriminación, incrementando la brecha de la desigualdad. Esto quiere decir que son muchas las madres, los padres, las jefas y los jefes de familias que han quedado sin un empleo que les permita llevar el sustento a sus hogares. Lo denunciamos y reprochamos. En su lugar anunciamos las buenas nuevas de la esperanza de Dios en Cristo Jesús. Nuevamente, sin caer en una espiritualidad escapista, nos unimos a las voces de los seres celestes para testimoniar que nuestros hogares, nuestras comunidades y nuestro país están llenos de la gloria de Dios. Esta nos anima a la transformación, al acompañamiento y a la solidaridad. Finalmente, el relato inserta una pregunta, ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Añado, ¿Quién proclamará la gloria de Dios en tiempos del Covid-19?, ¿Quién se decidirá a acompañar al pueblo en su dolor? ¿Quién cuidará a los más desprotegidos en esta pandemia?, ¿Quién anunciará la esperanza y la gloria de Dios? El vidente respondió «heme aquí, envíame a mí». Respondamos con la misma intensidad que el profeta. Oremos.

Oración de arrepentimiento y respuesta al llamado del Señor.

Amado Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, gracias por tus cuidados y provisiones. Permite que en tiempos del coronavirus podamos ver tu gloria y sentir tu presencia. Al igual que los serafines proclamamos tu gloria y anunciamos que ella llena la tierra. Pon tu mano de salud y vida sobre los infectados con este virus. A su vez consuela y fortalece a quienes han perdido a sus seres amados. Manifiesta tu poder a favor de los más necesitados y vulnerables. Pasa el carbón encendido de tu Espíritu sobre nuestros labios y corazones para que con sencillez podamos manifestar tu gloria en cada gesto de solidaridad, de compasión, de respeto por la dignidad del otro y la otra. Señor permite que en esta pandemia podamos ser voces de esperanza que afirman la vida en Cristo Jesús. Amén.

Cántico de alabanza: «Enviado soy de Dios»

«Enviado soy de Dios, mi mano lista está 

para construir con Él un mundo fraternal.

Los ángeles no son enviados a cambiar 

un mundo de dolor por un mundo de paz.

Me ha tocado a mí hacerlo realidad. 

Ayúdame, Señor a hacer Tu voluntad».

Oración final