Altar familiar – 26 de abril

Pastora Yolanda Rodríguez Águila

Pastora ICDC Guadiana

Región 5

¿Dónde ponemos nuestra confianza?

Llamado a la Adoración: 

“Bueno es alabarte, Jehová, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo; anunciar por la mañana tu misericordia y tu fidelidad de noche, con el decacordio y el salterio, en tono suave, con el arpa. Por cuanto me has alegrado, Jehová, con tus obras; en las obras de tus manos me gozo”. (Salmo 92.1-4)

Cántico de alabanza: Eres Tú la única razón 

Eres Tú, la única razón de mi adoración, oh Jesús. 

Eres Tú, la esperanza que, anhelé tener, Oh Jesús. 

Confío en ti me has ayudado, la salvación me has regalado.

Hoy hay gozo en mi corazón, con mi canto te alabaré 

//Te alabaré, te glorificaré, te alabaré mi buen Jesús//

//En todo tiempo te alabaré, en todo tiempo te adoraré//

//Te alabaré, te glorificaré, te alabaré mi buen Jesús//

Oración de gratitud: Invitamos a compartir diversos motivos de oración de cada miembro en la familia.

Entonemos el cántico: Dios de mi sustento

Dios, tu eres mi sustento, a mi vida da aliento.

Tu Espíritu se deja sentir como el viento.

La fuerza que me lleva a luchar

Contra el tiempo; mi provisión del cielo,

El Dios que me desata y que refresca mi alma,

Al pronunciar tu nombre la tempestad se calma.

Dios, Dios, Dios, Dios.

Compartamos en diálogo que nos preocupa. Luego lean el Salmo 37.3-5, 23-26 al unísono en familia.

Reflexión: 

El salmista, una vez más, toca la fibra de nuestras emociones y nos invita a caminar y confiar en la presencia de Dios en nuestras vidas. “Confía en Jehová y haz el bien; habitarás en la tierra y te apacentarás de la verdad. Deléitate a sí mismo en Jehová y Él te concederá las peticiones de tu corazón. Encomienda a Jehová tu camino, confía en él y el hará” (Salmo 37.3-5). Son muchas las fuentes de información al alcance en esta era tecnológica. Las noticias, en todas sus modalidades, no paran de ofrecer información. Estamos sobre girados con información y en ocasiones alguna de ella no es correcta. 

El salmista nos hace una invitación certera. Primero, confía en el Señor. Es importante que sea en Él que pongamos la confianza para tener certeza que seremos cuidados y guardados en medio de lo que vivimos. No podemos poner la confianza en el dinero, en las ayudas prometidas ni aún en los gobernantes. Solo Dios nos trae confianza, paz y certeza que podremos cruzar al otro lado y ver cómo su presencia nos acompaña. Segundo, es necesario deleitarnos en la presencia del Señor. Necesitamos deleitarnos y cantar alabanzas al nombre del Señor. Dice el cántico que en la alabanza el Señor habitará. Y cuando le alabamos y oramos y clamamos ante su presencia, Él nos escucha y concede las peticiones de nuestro corazón. Finalmente, el salmista nos invita a encomendar al Señor nuestro camino, confiar en Él y Él hará. Es tiempo de encomendar nuestro camino al Señor. En todo los que hagamos, oremos primero. Si tenemos que salir, pídele a Dios que te acompañe. Tienes que realizar alguna gestión, entregársela a Dios. El hará conforme a sus misericordias que son nuevas cada día. Confía, llegará el nuevo día en que celebraremos, nos abrazaremos y seguiremos proclamando que Dios lo ha hecho todo nuevo en nuestras vidas.

Oramos: 

Señor, tu has sido nuestro refugio de generación en generación.  A ti vamos con la confianza que escuchas nuestro clamor, que te haces presente en nuestro hogar y en los hogares de nuestra comunidad. Te pedimos fuerzas para vivir cada día con su propio afán. Te rogamos que nos enseñes a confiar más en ti, a poder alabarte en medio de este tiempo y a confiar en tu cuidado y protección en este tiempo. Derrama el soplo de tu Espíritu sobre nuestro pueblo y trae paz a nuestro caminar. Lo pedimos en el nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén 

Entonemos el cántico: Dios es maravilloso 

Dios es maravilloso, yo no lo puedo explicar

Pero puedo decir, Gloria, Aleluya

Maravilloso es El.

Maravilloso, Él me ama

Maravilloso, por mí murió 

Maravilloso, maravilloso, maravilloso es Él

Yo le entregué todas mis culpas

Y en la cruz mi carga dejé

Maravilloso, maravilloso, maravilloso es Él